domingo, 31 de enero de 2010

En la planicie de la Estancia Bennetton, el museo Leleque rescata el pasado de una Patagonia forjada por comunidades indígenas y pioneros europeos que decidieron escribir su historia en estas tierras.
Hablar del museo Leleque es conocer la historia de Pablo Korchenewski. Llegó desde Ucrania en 1948 y, 5 años más tarde, se trasladó al sur del país para radicarse en forma definitiva. Ya sea en Río Turbio, donde fue minero, en Puerto Madryn, o en los distintos rincones que recorrió en la Patagonia, Pablo perseguía la idea de coleccionar objetos que documentaran el pasado de la región. Años de juntar y clasificar pequeñas y “viejas” cosas, dieron como resultado una colección arqueológica de más de 14.000 piezas que se convirtieron en el principal patrimonio del museo Leleque. Pero para su creación faltaban algunos protagonistas.

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